Mi cliente es un pobre yonqui. Su deterioro es tan profundo que temo que no sea capaz de llegar a juicio. Llevaba sin verle mucho tiempo, hasta que hace un par de semanas vino por el despacho a pedirme ayuda y se llevó escondido bajo su sucia camiseta mi pisapapeles de plata. Incoherente y torpe, es como un zombi que …